Cuando un ídolo echa a otro y el hincha no sabe por qué
Hace unos días, en uno de sus editoriales deportivos del diario El País, Jorge Savia hacía referencia a la salida de Antonio Pacheco de Peñarol, comparándola con otros ídolos carboneros que también terminaron su trayectoria en los mirasoles en silencio y sobre el final decía que al Tony lo habían «echado como a un perro»
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Es preocupante
Si esta frase la hubiera dicho un hincha en la tribuna, la habríamos tomado como normal, porque en definitiva muchos son los peñarolenses que están tristes y enojados por la forma como se fue Pacheco.
Pero que la frase pertenezca a uno de los periodistas más prestigiosos que tienen nuestros medios escritos, con una trayectoria y una experiencia impresionante dentro del micro clima del fútbol, es preocupante. Porque Jorge Sabia no solo sabe como se juega al fútbol en este país, sino que, por razones obvias, también conoce como se manejan ciertos temas o más bien dicho, como terminan «solucionándose» algunos problemas.
Y por eso hoy tomamos esa frase contundente de nuestro colega capitalino, para realizar un análisis del tema en cuestión.
Dos políticas
Cuando a Peñarol lo presidía el Cr. Gastón Guelfi y más adelante, cuando tomó el timón Washington Cataldi, el club tenía la costumbre de «barrer hacia adentro» y hasta el propio Cataldi llegó a dejar de recuerdo una frase que muchos repetirían: «los trapos sucios se lavan en casa».
Eso hacía lógicamente que, los problemas internos de los carboneros, quedaran siempre «tapados», porque en definitiva (y es justo decirlo), hay algunas cosas que hacen al relacionamiento dentro de un grupo muy grande, que no interesan a la hora de ganar campeonatos.
Cuando el 24 de enero de 1987 asume por primera vez como presidente de Peñarol el Cr. José Pedro Damiani, las cosas comienzan a cambiar en el club. Lentamente la vieja frase de Cataldi de «los trapos sucios se lavan en casa», fue quedando en el olvido y muchos fueron los problemas de Peñarol que salieron a luz. Esto hizo eclosión en el quinquenio entre 1993 y 1997, cuando Damiani incluso tuvo que salir con una audición radial, según él, «a defender los intereses mirasoles».
Pero todo pasa y el viejo caudillo se fue de esta vida dejando muchísimas cosas buenas y junto con él también se fue la polémica que generaba con su clásica verborragia (muy bien aprovechada por el periodismo).
Vuelta atrás
A partir del momento en que asume como presidente Juan Pedro Damiani, el club vuelve a las viejas épocas de «barrer para adentro» y de a poco va enderezando el barco.
Llegaron los éxitos deportivos con la obtención del Campeonato Uruguayo, este año se llegó a la final de la Libertadores y el Estadio Centenario se colmó de hinchas cada domingo o cada miércoles.
Hasta ahí todo bien.
Sin embargo no todo lo que brilla es oro y hay cosas que no deberían taparse, aunque la política actual del club les de resultado.
Es el Tony
La dirigencia de Peñarol debe saber que los ídolos pertenecen a una raza diferente y por lo tanto se debe tener mucho cuidado a la hora de tomar decisiones.
Cuando Jorge Sabia escribió esa frase de que al Tony «lo echaron como a un perro», no estaba haciendo otra cosa que escribir lo que muchos hinchas aurinegros pensaban y no se animaban a decir.
Estupor, tristeza
Es un tema muy delicado y los dirigentes pretenden «bajarle el perfil». Parece coherente con la política actual del club.
Pero el hincha necesita explicaciones cuando de un ídolo como Pacheco se trata.
Y convengamos que, por ahora, las explicaciones dadas no convencen a nadie. Ni las que dio Damiani y mucho menos las que dio Aguirre.
La tristeza y el estupor de Antonio Pacheco muestran claramente que no esperaba este final.
Nuestra opinión
A Peñarol se le fueron Corujo, Estoyanoff, Urretaviscaya, Aguiar, Mier, Olivera y Martinuccio. ¿El Tony ahora no tiene lugar?. ¡Qué raro!. El señor Diego Aguirre tendrá que justificar con triunfos, con títulos, su prescindencia del Tony.
Eso seguramente será lo que le exigirá de aquí en adelante la hinchada. Porque Pacheco a los 35 años está entero, no tiene lesiones importantes y en el plantel que quedó, hay jugadores que no parecen estar, futbolísticamente, a la altura del pequeño ídolo mirasol. Se cometió un grueso error. Coincidimos plenamente con Jorge Sabia. Lo que más le molesta al hincha, es que ni los dirigentes ni Aguirre están diciendo la verdad. Aquí no hubo «razones técnicas». Hubo algo más, que por su grandeza de espíritu, el «muñequito de dibujos animados», no lo dice. Al menos por esta vez se debería dejar de lado aquello de que «los trapos sucios se lavan en casa» y decir qué fue lo que pasó realmente.
José Alvarez Aquino
(publicado en El Buscador Diario del jueves 18 de agosto 2011)
Estimados: Me complazco en felicitarlos por el análisis en la página deportiva, bajo el título: "Aguirre y una decisión inexplicable", que no sólo aplaudo sino que comparto plenamente.
ResponderEliminarEs claro que un Entrenador tiene derecho a elegir qué jugadores lo acompañarán o no. Pero también aquí es claro, que tanto Aguirre como Damiani han actuado con soberbia y egoismo y además con bajeza. Si tan aurinegros se sienten, no podrían desconocer que el Club A. Peñarol generalmente ha sabido ser agradecido con sus grandes estrellas, los ha despedido con hidalguía y consideración y los ha homenajeado frente a toda su hinchada. Aunque algunas veces Damianito ha expulsado a técnicos como Gregorio Pérez y Mario Saralegui con una llamada telefónica: ¡vergonzoso por donde se lo mire!
Con Tony, el caballeresco Antonio Pacheco, ejemplo de adhesión a la Institución y gallardo Capitán hasta hace bien poco. no ha sido así y millares de partidarios nos sentimos heridos y traicionados. Que lo sepan los autores de semejante dislate y los lambetas que han secundado ese designio.
Cordialmente, JAF