Impresionante apoyo del pueblo y los albirrojos dejaron el alma
El sábado asistimos a uno de los espectáculos más hermosos que nos
puede regalar una noche de fútbol. Quienes hemos tenido la suerte de ver
tantas batallas del legendario Campeonato del Sur, podemos decir sin
dudas que lo que vimos en esa noche casi otoñal fue maravilloso, pocas
veces visto.
Las más de seis mil personas embanderadas, con distintivos albirrojos
por todos lados, el aliento constante que bajaba desde las tribunas y
la tensión que por momentos invadía el Campeones Olímpicos cuando
estábamos todos entre que se podía y que no, nos llevó casi sin quererlo
a viajar en el túnel del tiempo hacia otras fiestas de gran contenido
emocional como la del sábado pasado.
Aquellos años
Y en ese viaje imaginario nos encontramos una noche a finales de 1966
en la Cancha de Juventud de Colonia, presenciando un 6 a 6 histórico,
increíble frente a los locales. ¡Justo Colonia!
Y después aquella milagrosa combinación de resultados que nos
llevaron a una ronda final con San José y Canelones. Las victorias
frente a los canarios y el gran triunfo en el Martinez Laguarda de San
José para coronarnos campeones del Sur después de muchos años.
Y aquella improvisada caravana hacia la Piedra Alta, con ómnibus, camiones y autos vivando y festejando la gran hazaña.
Después la final con Paso de los Toros que nos dio el título de
campeones del Interior y al año siguiente, en aquel partido con Flores
donde nuevamente fuimos campeones del Sur y en el cual nos tocó ver una
multitud como la del sábado.
Después vinieron muchos triunfos, innumerables alegrías y la gente, siempre la gente, alentando de generación en generación.
Los veloces
En lo futbolístico nos quedó ese sabor agridulce de festejar un
título y perder el otro y en ambos casos en una tanda de penales.
En esas ruedas en la cuales solemos conversar sobre fútbol con
amigos, fuimos siempre cuidadosos en recordad que, tanto en Colonia como
en Durazno, se juega siempre un fútbol distinto al nuestro, con mejor
trato de pelota y, fundamentalmente, apostando al contragolpe con hombre
veloces.
Pasan distintas generaciones y el estilo no cambia y así nos ganaron en los 90 minutos tanto en juveniles como en mayores.
Pero hay que decir que las dos selecciones albirrojas también
conservaron el viejo estilo nuestro, el que nos caracterizó por años, el
sello “made in Florida”: la garra, el no dar nunca un partido por
perdido, el jugar al límite dejando todo en el campo de juego.
Así culminamos este nuevo Torneo del Sur. La gente empujando desde
las tribunas y los muchachos dejando hasta la última gota de sudor.
Festejamos a las 10 de la noche y nos invadió la tristeza a la
medianoche. Pero nadie debe sentirse mal. Florida fue de nuevo
protagonista, como antes, como siempre.
José Alvarez Aquino
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