FUTBOLFLORIDA

jueves, 23 de febrero de 2012

Es amor

 Es amor
El amor a la albirroja...en todos lados
Por Rómulo Martinez Chenlo

Una vez escribí: "Vos no te podés explicar por qué un cuadro que no has visto en tu puta vida, por qué una gente que no es ni recontrapariente tuya, ni de tu vieja, por qué una camiseta que nunca vestiste, que nunca sudaste, te pueden hacer llorar como una magdalena, mientras ellos, los héroes de las 10 de la noche, revolean sus cansadas camisetas, tiran besos a sus mujeres y se tocan el cuore, representando su santísima trinidad: el esfuerzo, el sueño y ese cachito de gloria".

Otra vez, hoy escribo y te cuento que en mi atrapasueños los persigo, los persigo, tal vez nunca los alcanzo enteros pero soy feliz buscándolos. Descubrí una imagen que quedará en mi mente para siempre y seguramente la endulzaré para cuando sea un viejo recuerdo: en un pueblo tan pueblo como el mío, unos hombres uniformados con sudadas camisetas rojas y blancas, corren como niños que se reencuentran con sus padres, a abrazar, tocar, mirar, alambrado mediante, a sus vecinos, primos, novias, tíos, que corretean y gritan de alegría.

Es en Tarariras, y de un lado y del otro son los floridenses los que festejan el gol de tiro libre de Nacho García, que les dio a los albirrojos la victoria 2-1 sobre Colonia en la primera final del Sur.

A este cuadro, si lo he visto, es posible que alguno de ellos sea recontrapariente mío o de mi vieja; es una camiseta que siempre soñé vestir y sudar, y sí me hace llorar de emoción, por cómo juegan, por su posición frente a la vida, por su forma de soñar y de creer. Es el cuarto, quinto o sexto partido que Florida levanta con galanura y seguridad, y me puede, te juro que me puede.

Cada partido termina siendo fiesta pura, desde el arranque hasta que termina, si es que termina o aún sigo soñando, como cada despertar, cada te quiero. No sabés cómo estaba esa gente que se habían hecho casi 300 kilómetros con la pinta endomingada, boquitas pintadas, abuelos escapados de la letra de te acordás hermano, guachos resaqueados del baile de anoche, gente que volvió al pueblo para ver de nuevo a la selección, otra que llegó por primera vez. Gente, onda, terrible ambientún.

Si el fútbol fuera una secuencia lógica de las acciones, más que deporte sería una ciencia, y entonces los críticos del juego, vestiríamos túnicas y gafas cortitas y en vez de narrar con cautela, respeto e idoneidad lo que hacen los futbolistas (en el mundo también proliferan los que despotrican, faltando el respeto y con profunda ausencia de conocimiento), sentenciaríamos con puntualidad matemática qué es lo que va a suceder en cada juego, de acuerdo con las integraciones de los equipos y el biorritmo de los protagonistas.

Si el fútbol fuera una secuencia lógica de las acciones, sería un embole, previsible, sin sorpresas y sin vueltas. Y no me permitiría soñar, gozar y decirte cuánto te quiero.

Rómulo Martínez Chenlo

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